7 de abril de 2015

Melmoth el errabundo (Charles Maturin)


Según la wikipedia, ésta monumental obra de Charles Maturin representa el fin de la época de la novela gótica. Afirmar ésto quizá es un poco precipitado, puede ser cierto para la literatura anglosajona, pero al gótico tardío español, francés y ruso aún le quedaba cuerda para rato.

En 1820 (hace casi 200 años) se publica Melmoth el errabundo, y obtiene una crítica dispar entre los lectores. Los calificativos de blasfema y obscena por algunos críticos, dan una idea del contexto temporal con el que Maturin tenía que lidiar: mentes obtusas, temor religioso a cascoporro, y todo ello aderezado con un puritanismo, que a ojos de la más beata persona de hoy en día sería considerado de una candidez y "flanderismo" extremos.

Pero claro, el Sr. Maturin topó con la iglesia, y es que un libro que destape todas las maquinaciones de la iglesia católica, las injusticias de la santa inquisición y las malas artes de los clérigos en sus conventos no pueden ser vistas nunca con buenos ojos por el sector más conservador y meapilas.

Aunque la novela fuera vilipendiada por algunos en su época, otros muchos la alabaron, y eso no impidió a H.P Lovecraft cien años más tarde derretirse en elogios hacia ella, y a mí otros cien años después considerarla como un pequeño Quijote de la novela gótica.

El estilo de Charles Maturin cuesta de asimilar para el lector actual, acostumbrado a un tono mucho más directo, sin embargo su lectura es fluida, y a pesar de que muchos puedan considerarla cargante y rebuscada se deja leer y se deja querer al final. Está claro que el autor era un erudito para su tiempo, eso lo deja patente en la cantidad de citas que va sembrando por la novela cual migas de sabiduría. Las citas de otros autores pueden llegar a cansar, más aún cuando mezcla reseñas griegas, latinas, anglosajonas, españolas y francesas, interrumpiendo al lector constantemente el hilo de la novela.

Nunca me había enfrentado a una narración de tipo "Matrioska" (esas muñequitas rusas que dentro de una hay otra más pequeña, y dentro de esa otra más, y otra más). De esta forma tan poco convencional es como Maturin plantea su relato, una trama nos lleva a una subtrama, que a su vez nos conduce a otra sub-sub-trama, así hasta cinco sub-sub-sub-sub-sub niveles nada menos. Es todo un reto para el lector no perderse en la encebollada narración del autor, que al principio notará que se aleja del argumento principal, para acabar volviendo de la misma forma en como se fue. De hecho, el autor es consciente de que a veces está abusando de la paciencia del lector, y así lo constata en algunos fragmentos de su obra:

"Reconozco mi error al relatar una historia que sin duda habréis pensado que tiene muy poco interés para vos. Permitidme repararlo contándoos otra muy breve, pues presumo que os va a interesar de manera muy especial."
(Cita de Melmoth el errabundo de Charles Maturin)

"me veo en la obligación de abusar aquí de la paciencia del lector para asegurarle que los sentimientos atribuidos al desconocido son diametralmente opuestos a los míos."

(Cita de Melmoth el errabundo de Charles Maturin)

Ahora que aún tengo fresco el recuerdo de la lectura voy a tratar de dar una pequeña pincelada a esta obra:

Un joven es reclamado urgentemente a casa de su tío que se encuentra a las puertas de la muerte. Sus ultimas palabras son una mezcla de testamento y tacañería. El tío era rico pero muy avaro, como así lo demuestra el hecho que no quería gastar ni en velas de su velatorio ni mucho menos en su propio ataúd.

"Nunca he molestado a un pastor, y todo lo que necesito es que me concedáis dos insignificantes favores, muy poca cosa para vos: que salvéis mi alma, y (susurrando) que me consigáis un ataúd de la parroquia..."

(Cita de Melmoth el errabundo de Charles Maturin)
 
El viejo tío lega al su joven sobrino un libro donde se narra la historia de un extraño ser llamado Melmoth el errabundo, al cual se le otorgan ciertos poderes especiales que no poseen los simples mortales:

"El maravilloso período de vida que, según se dice, le ha sido concedido, y la facilidad con que se desplaza de una región a otra..."

(Cita de Melmoth el errabundo de Charles Maturin)
 
Estando el joven enfrascado en esta lectura naufraga cerca de la casa un barco, y viendo que algunos supervivientes intentan ganar la costa nadando se lanza al mar a socorrerlos, con tan mala fortuna que es él el que acaba siendo rescatado por uno de los naufragos. En agradecimiento el joven aloja al Español (esa era su nacionalidad) en casa, y éste le narra a su vez su propia historia acaecida en España. Un relato sobrecogedor de como los poderes eclesiásticos manipulaban a su antojo a las familias cristianas so pena de ser acusados de atentar contra la iglesia de Dios.

Que Maturin no tiene simpatía por España queda bien patente en su narración, dónde critica la podredumbre la iglesia católica, las aberraciones de la Inquisición, el sistema educativo español, así como refleja la lentitud del sistema penal, y la inoperancia de algunas instituciones. Es su punto de vista, se puede compartir o no, y ya sabemos que en todas partes cuecen habas, pero no se puede negar que en algunos aspectos doscientos años después seguimos igual en este país.

Al grano, que se me está pegando el estilo Matrioska del autor, el Español cuenta que fue enclaustrado en contra de su voluntad, y forzosamente le hicieron tomar los votos, pero cuando quiere salir de ese mundillo monástico todo son pegas e impedimentos, el Superior le hace la vida imposible, y ahí es cuando recibe las apariciones de Melmoth el errabundo en su celda para tentarle con una vida mejor.

"Que la conclusión clara y probable no podía ser sino que yo era víctima del enemigo de la humanidad, a cuyo poder se consentía vagar incluso a través de los muros del Santo Oficio."

(Cita de Melmoth el errabundo de Charles Maturin)
 
Tras un incendio el Español consigue escapar de la Inquisición que lo tenía ya sentenciado, y va a parar a refugiarse en casa de un judío, al cual chantajea con chivarse de su calidad de hereje a la santa inquisición sino se le da cobijo y escondite. El español acaba conociendo a un viejo rabino judío que le narra la historia de una muchacha que por azares del destino se cría de forma salvaje en una isla desierta, sin más compañía que plantas y animales. Esta alma cándida también es tentada por Melmoth el errabundo de la cual acaba enamorándose.

La niña vuelve convertida en mujer, retorna a la civilización, y es acogida por su noble familia que la creía muerta. Melmoth sigue tentándola para que abandone todo y le siga a él hasta el final del mundo, ella está indecisa, y cuando por fin se decide se desencadenan unos acontecimientos no esperados que cambian el rumbo del destino.

No desvelaremos el desenlace final, ya que si el lector ha tenido a bien leer las más de mil páginas de la obra, bien se merece descubrir el mismo el final. Únicamente advertirle que se cargue de paciencia, y que disfrute de algunas perlas literarias que a buen seguro encontrara desperdigadas entre su imbricada telaraña de tramas. Es un libro para leer sin prisa (durante una Semana Santa por ejemplo).

¿ Y terror ?, pues tal y como lo conocemos hoy en día, terror no tiene la novela, sólo planea la negra sombra del diablo muy difuminado por el pincel del autor, es lo que H.P Lovecraft tendría a bien llamar "las fuentes más profundas del miedo cósmico".

Nota: 6,5/10

4 comentarios:

Anónimo dijo...

dime el finaaaal porfa

LLunatic dijo...

Melmoth sufre la maldición de la inmortalidad, la única manera de librarse de ella es que otra persona cambie su destino por el suyo.

Al final de su vida nadie ha cambiado jamás su destino con Melmoth el Errabundo. ¡He recorrido el mundo con ese objeto, y nadie, para ganar ese mundo, querría perder su alma!

Y su llama se apaga sin pasar el testigo a otra alma.

Anónimo dijo...

"Que Maturin no tiene simpatía por España queda bien patente en su narración, dónde critica la podredumbre la iglesia católica, las aberraciones de la Inquisición, el sistema educativo español, así como refleja la lentitud del sistema penal, y la inoperancia de algunas instituciones."


No, no y nooo!!!. Que alguien después de permanecer un tiempo en un país se preocupe por aquellas cosas que cree que podrían mejorarse, no significa que no se tenga simpatía por ese país. Eso no sucede ni en Francia, ni en Alemania, ni en Inglaterra, cuando la crítica es bienintencionada claro, porque tomarse el trabajo de aportar observaciones tendientes a mejorar algo, lo que sea, pero con un punto de vista superador... No deja de ser un acto de amor.

Lizz dijo...

Al final desiluciona, pues deja varios cabos sueltos, como la historia del monje español y la del propio Melmoth.