13 de abril de 2015

Mandrágora (Hanns Heinz Ewers)



Es conocido que Adolf Hitler tenía pasión por el ocultismo y debilidad por las pseudociencias oscuras, sin embargo, quizá no conozca nuestro curioso lector de este blog, que uno de los escritores favoritos del Canciller fue H.H. Ewers, y uno de los libros que influenció más en las ideas del dictador fue precisamente "Mandrágora"... un libro inquietante que removió un cerebro que bien podría estar expuesto en el museo de los horrores.

Varios escritores simpatizaron con la nueva ola nazi, pero ninguno de ellos lograba cuajar en el ideal de Hitler, hasta que cierto día se topó con la obra de un tal Hanns Heinz Ewers, que estando viviendo en Estados Unidos ya había colaborado con la causa alemana en la primera guerra mundial, intentando evitar que los EEUU se aliaran con Gran Bretaña, y formando parte de una trama de pasaportes falsos para enviar alemanes desde USA a luchar en el ejército del Kaiser.

Cuando Adolf Hitler leyó Mandrágora parece ser que quedó impresionado por ese estilo directo tan alemán y cuadriculado de H.H. Ewers. Y al revés, cuando H.H. Ewers conoció a Hitler quedó convencido de que una Germania poderosa e imperial estaba a punto de renacer. A pesar de este macabro idilio, H.H. Ewers nunca se afilió al Partido Nazi.

Las coincidencias del binomio Hitler-Mandrágora no acaban aquí, y podrían dar lugar a un especial de Cuarto Milenio. E. Hanusen fue un adivino que asombró a Hitler y que se convertiría en una de las personas de su círculo de confianza. Dicho vidente, le transmitió la siguiente profecía:

“Si recogía una raíz de mandrágora en el cementerio de su pueblo natal, a media noche, el ultimo día de 1932, todos sus problemas se solucionarían y el 30 de enero de 1933 seria dueño de Alemania”, casualidad o no, el 30 de enero Hitler se convirtió en Canciller de Alemania. Simplemente escalofriante.

En 1934 la amistad y relación de H y H.H quedó en vía muerta cuando el escritor rechazó a través de su obra el antisemitismo nazi, y salió del armario mostrando sus tendencias homosexuales. El Furher encolerizado con él prohibió sus obras en Alemania, sus propiedades fueron confiscadas, y se le vetó la salida del país, que según el propio autor era lo que peor llevó de todo el "mobbing"  nazi al que se vio sometido, ya que siempre había sido un inquieto viajero.

Centrándonos en la novela, Mandrágora se adelanta cien años a su tiempo para mostrarnos una inquietante historia alrededor de la inseminación artificial y los problemas éticos que pueden derivarse de esta experimentación.

La historia se ambienta en una atmósfera aristocrática de la Alemania de principios del siglo XX, allí, entre fiestas de alta sociedad y vida distendida, un científico-médico y su avispado sobrino gestan un ambicioso proyecto para poner a prueba la leyenda de la mandrágora:

La base de la leyenda de Alraune (Mandrágora en alemán) data de la Edad Media teutona. La raíz de mandrágora, con forma humanoide, se creía que era producida por el semen de los ejecutados en la horca. Los alquimistas afirmaban que los hombres ahorcados eyaculaban (por los últimos espasmos y contracciones del cuerpo) y que la tierra absorbía sus fuerzas finales dando lugar a la raíz de la planta. Se decía que las brujas que hacían el amor a la raíz de mandrágora producían descendencia que no tenía sentimientos de amor real y no tenía alma.

En la práctica el científico quiere inseminar a una prostituta con la semilla de un ejecutado, y ver que sucede con el fruto de semejante experimento (esto lamentablemente nos trae a la memoria los macabros experimentos del Doctor de las S.S Josef Mengele)

Nueve meses después, el resultado nace, y la llaman Alraune (porque su madre se llamaba Alma Raune, no seáis mal pensados). La madre destrozada en el parto es la primera víctima de Alraune, y a partir de aquí comienza un frenesí de maldad, la chiquilla tiene el don de doblegar las mentes para que las personas queden a merced de sus caprichos, que no son precisamente muy nobles.

Alraune crea un embaucador vórtice de maldad-bienestar a su alrededor del que nadie puede escapar. El influjo de su hechizo es simplemente demasiado atrayente para las mentes maleables, y cual sistema solar, su estrella primaria tarde o temprano va vaporizando los planetas que orbitan a su alrededor, sin ningún remordimiento ni sentimiento de culpa.

"Eso, lo que digo... El que se acerca mucho a la señorita Ten Brinken se queda pegado como la mosca a la miel y se ahoga sin que le valga patalear."
(Cita de Mandrágora de Hanns Heinz Ewers)

¿ Se convirtió Hitler en la Alraune de los alemanes ?

Nota: 7,5/10

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