19 de mayo de 2015

Carmilla (Joseph Sheridan Le Fanu)


Carmilla es una de las primeras historias de vampiros escrita, adelantándose 25 años al clásico Drácula de Bram Stoker. No es que Sheridan Le Fanu fuera el primero en hablar de ello, de hecho su obra bebe de la legendaria historia de la Condesa Elizabeth Bathory ("la condesa sangrienta") para dar vida al personaje de Carmilla. Según la leyenda, Bathory fue una cruel asesina en serie obsesionada por la belleza, que usaba la sangre de sus jóvenes sirvientas para mantenerse joven. Además como veremos más adelante el autor cita en su relato una serie de títulos relacionados con esta materia.

La escena se desarrolla en un noble castillo de Estiria (Austria), allí la joven Laura vive de rentas junto a su padre en un ambiente melancólico y aristocrático. En uno de sus habituales paseos son testigos del accidente de un carruaje donde viajan una noble madre con su hija Carmilla. La hija está inconsciente y la madre tiene prisa por proseguir el viaje, el padre de Laura se ofrece a albergar a la bella Carmilla durante tres meses, hasta el regreso de la madre.

Laura y Carmilla entablan una hermosa amistad, la atracción que ejerce Carmilla es muy sensual y poderosa, casi lésbica, sin embargo presenta rarezas en su comportamiento y sospechosas desapariciones.

Algunos síntomas en el cuerpo de la joven Laura ponen a su padre a la defensiva, quien decide desenmascarar el misterio que rodea a Carmilla (alias Mircalla, alias Millarca).

Joseph Sheridan Le Fanu no se tomó el personaje a broma, de hecho en algunos fragmentos de la obra nos da a entender que sus fuentes de inspiración son algo más que supersticiones:

"Si el testimonio humano, tomado con todo cuidado y solemnidad, judicialmente, ante innumerables comisiones... que han emitido informes quizá más voluminosos de los que existen para cualquier otra clase de casos, vale para algo, entonces es difícil negar, o siquiera dudar de la existencia de ese fenómeno del vampiro."
(Cita de Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu)

"...se dedicó a la minuciosa y laboriosa investigación de la tradición, maravillosamente autentificada, del vampirismo. Se sabía al dedillo todas las grandes y pequeñas obras sobre el tema: Magia Posthuma, Phlegon de Mirabilius, Augustinus de cura pro Mortuis, Philosophica et Christianae Cogitationes de Vampiriis, de Johann Christoph Harenberg (no Juan Crisóstomo como dice la traducción), y mil otras..."

(Cita de Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu)

Aquí el autor cita una pequeña biblioteca por la que los amantes del género podrán bucear para profundizar más en el tema:

"Magia Posthuma", un breve tratado de vampiros publicado en la antigua Checoslovaquia en 1706, indica apariciones en Silesia y Moravia, vistos al parecer de día y de noche, con capacidad para cambiar de lugar instantáneamente y cuyo único remedio o cura es cortarle la cabeza y quemar su cuerpo.

Del segundo libro que cita "Phlegon de Mirabilius" supongo que hace referencia a "Opuscula de Rebus Mirabilibus et de Longaevis", obra griega que recoge una compilación de supuestos hechos maravillosos referentes a humanos, animales, plantas, piedras y lugares. En algunos capítulos se describen personas muertas que retornan a la casi-vida como si resucitaran.

En el "Augustinus de cura pro Mortuis" atribuido a San Agustín no se menciona la figura del vampiro, pero sí la figura del no-muerto, un ente que se aparecerá en los sueños de sus víctimas, de hecho, uno de los puntales que utiliza Le Fanu para introducir el no-muerto en escena.

Curioso que el autor cite como referente a Harenberg que en 1733 en su obra sostiene que todo aquello que se ha dicho de los vampiros no es más que simple efecto de la imaginación y de mentes enfermas. De hecho el punto de vista de Harenberg respecto a los Serbios que decían ser víctimas de los vampiros, era que probablemente sufrían de angina de pecho, y la enfermedad provocaba un estrechamiento en las venas, y esa elevada presión sanguínea en la cabeza era la causa del mal funcionamiento de su imaginación.

Lo que está claro es que al autor mezcló en su particular caldero todo lo que conocía sobre vampirismo, y al agitarlo apareció Carmilla, que llegó para quedarse para la posteridad inmortal.

Nota: 6,5/10

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