16 de abril de 2015

El tapiz amarillo (Charlotte Perkins Gilman)

El tapiz amarillo (aunque sería más correcto traducirlo por "El papel de pared amarillo") es una obra de Charlotte Perkins Gilman, escritora americana de finales del siglo XIX. En una época donde los derechos de la mujer brillaban por su ausencia (aún no tenían reconocido el derecho a votar), Charlotte, viniendo de una familia rota y pobre, con un padre que los abandonó siendo ella una niña, y una madre con menos capacidades afectivas que un bloque de hielo, consiguió aferrarse a la tabla de salvación de la literatura, método tan recurrido para evadirse o proyectar los problemas e que martirizan e inquietan a tantos escritores.

En 1885, un año después de haberse casado con Charles Walter Stetson, Charlotte Perkins Gilman dio a luz a su hija, Katharine, y al poco tiempo entró en una profunda depresión. El doctor Silas Weir Mitchell, un reputado neurólogo a quien había acudido en busca de ayuda, le diagnosticó agotamiento de los nervios y le prescribió una cura de descanso, un controvertido tratamiento en el que era pionero.

«Vive una vida tan hogareña como te sea posible, realiza no más de dos horas de actividad intelectual al día y no toques nunca más una pluma, un pincel o un lapicero»: estas fueron las instrucciones que le dio el médico a la autora. Durante unos meses siguió estos consejos, pero su depresión se agravó, y, según sus propias palabras, se acercó tanto a la frontera de la profunda ruina mental que llegó a vislumbrar el otro lado. Solo haciendo caso omiso de los consejos del médico y volviendo al trabajo logró recuperarse de su depresión.

Esta experiencia la marcó hasta tal punto que en 1890 (se publicó en 1892) escribió El papel pintado amarillo, un estremecedor relato que constituye una demoledora crítica al tratamiento prescrito por el doctor Mitchell.

El relato corto (se lee en media hora) cuenta la historia de una mujer que tras un parto cae en depresión, su marido, un reputado médico le diagnostica cansancio, y le receta descanso permanente y actividad cero en una casa que alquilan para que ella repose allí con todas las garantías de disponer de tranquilidad total.

La mujer es recluida en una habitación de la casa, la niñera cuida de su hija, el marido no suele estar en casa, y ella se encuentra sola y ociosa. Pese a que propone iniciar algunas pequeñas actividades, su marido no le deja, aludiendo como médico que ella debe respetar su decisión del reposo absoluto.

Tantas horas en soledad hacen que ella comienze a obsesionarse con el papel de la pared, con sus dibujos y sus formas, y sobre todo con ese odioso color amarillo:

"Cada día se destacan más las formas imprecisas que hay detrás del dibujo principal. Siempre es la misma forma, sólo que muy repetida. Y es como una mujer agachada, arrastrándose detrás del dibujo. No me gusta nada."
(Cita de El tapiz amarillo de Charlotte Perkins Gilman)

Su paranoia va en aumento hasta que su laberinto mental desencadena un final trágico.

En definitiva, un relato agradable de leer, a partir del cual Charlotte Perkins Gilman se convirtió en activista del movimiento feminista. Gilman escribió esta historia para cambiar la opinión de la gente sobre el papel de la mujer en la sociedad, ilustrando cómo la falta  de autonomía de las mujeres iba en detrimento de su salud mental, emocional e incluso física.

En 1932 le diagnosticaron un cáncer de mama incurable y tras tomar una sobredosis de cloroformo acabó con su vida en 1935, dejando esta nota manuscrita:

"Prefiero el cloroformo al cáncer"

Nota: 6,5/10

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