20 de marzo de 2015

El Wendigo (Algernon Blackwood)


Si a un occidental se le habla de criaturas que viven en lugares inhóspitos del planeta, alejadas del contacto con la civilización, es muy probable que acudan a su memoria las figuras del Yeti o el Big Foot. Si les preguntas por el Wendigo lo más normal es que no sepan de que estamos hablando.

Y eso es así, porque el Wendigo es una leyenda o mito algonquino, una cultura muy poco conocida y nada divulgada por estas latitudes.

Los algonquinos son una etnia nativa de Canadá y Estados Unidos, y a la postre representan a los primeros pobladores de norteamérica. Tenían un hondo respeto por todas las cosas vivientes y vivían en armonía con la naturaleza, hasta tal punto que su religión era el animismo, o lo que lo mismo, creían que todo lo que forma parte de la naturaleza, animal, vegetal, montañas, ríos, etc poseía un espíritu propio que podía hacer el bien o el mal. A estos espíritus los llaman "Manitús".

El mito de la creación algonquina nos dice que la madre tierra tenía dos hijos Glooskap y Malsum, uno bueno y el otro malo, y como buen mito de la creación que se precie uno de ellos mató al otro, en este caso el bueno gana, como no podía ser otra forma, y Malsum se convierte en un espíritu de lobo malvado que atormenta a los seres humanos, pero que teme a la luz del día (¿ Esto no suena a vampirillo ?). Ojo, que los algonquinos conocían una droga cien veces más poderosa que el LSD.

Algernon Blackwood aprovecha la leyenda y la reinterpreta en su novela "El Wendigo", de manera que durante unos años vuelve a poner este mito de moda. Leyendo datos sobre el autor se constata que de joven trabajó de granjero en Canadá y de minero en Alaska, a buen seguro esos parajes fueron fuente de inspiración para esta novela. Además fue miembro de la orden de los Golden Dawn (ver entrada de Arthur Machen), lo cual era garantía de estar metido en el mundillo de lo oculto y misterioso.

La novela o relato más bien narra la historia de una expedición de caza en la zona canadiense de los cincuenta lagos. Durante las acampadas las historias de leyendas y mitos son narradas envolviendo el ambiente de un miedo ancestral. El guía que los acompaña comienza a tener un comportamiento extraño, y de repente desaparece, siguen sus huellas, pero otras huellas de mayor tamaño están impresas en la nieve junto a las suyas. El espacio entre huella y huella cada vez se va alargando hasta que llega un momento que el rastro desaparece.

"Hay lugares hay dentro que nadie ha visto jamás... Nadie sabe lo que se oculta ahí"
(Cita de El Wendigo de Algernon Blackwood)

Algernon utiliza la figura del Wendigo como palanca para dar a entender que los bosques profundos y la naturaleza más salvaje provoca en los hombres y, en su faceta más oscura, un mito para explicar la bestia en la que se puede convertir un ser humano cuando hace caso de dicha llamada.

"El hechizo de esta inmensa soledad es muy nocivo para la mente; es decir, siempre que ésta posea una elevada capacidad de imaginación"
(Cita de El Wendigo de Algernon Blackwood)

En definitiva, un canto a la fuerza de la naturaleza y su extraña atracción que puede alterar el comportamiento humano en circunstancias extremas o de aislamiento.

Nota: 6

1 comentario:

Jose Manuel dijo...

Me gustó muchísimo, incluso más que Los Sauces, después de una pausa iré por La casa vacía y El valle perdido.