3 de enero de 2015

El caso de Charles Dexter Ward (H.P Lovecraft)



En esta novela Lovecraft zambulle al lector en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, casi se puede palpar el olor a moho y niebla en el ambiente de la ciudad de Providence, lugar dónde transcurren los hechos.

Oscurantismo, alquimia y nigromancia se mezclan a partes iguales en Joseph Curwen, un viejo antepasado de Charles Ward, el verdadero protagonista de la história que trescientos años después, en una Providence de primeros de siglo XX escarba en su pasado familiar y descubre su vínculo ancestral con Curwen.

A partir de aquí Ward cae atrapado por el ansia de conocer más a fondo los hechos sucedidos a su antepasado Curwen, tanto es así, que se sumerge en los libros y correspondencia privada de Curwen, de manera que llega un momento que sigue los pasos del mismo y continúa su legado de oscuras actividades, una auténtica espiral de exhumaciones, ritos mágicos y alquimia secreta mezclados en el crisol de la frontera del reino de los muertos.

El Doctor Willett, médico de la familia Ward que sigue la trayectoria de Charles Ward desde su infancia, comienza a notar en Ward un comportamiento anómalo, que poco a poco va cruzando el umbral de la demencia. Será él el que narre los hechos acaecidos desde el punto de vista de la relación doctor-paciente, involucrandose cada vez más en la trama, y convirtiendose al final de la obra en un inesperado protagonista.

Lovecraft recrea a la perfección el ambiente de misterio y los escenarios lúgubres por dónde transcurre la acción, dejando siempre al lector la oportunidad de representar las criaturas malignas tal y como su imaginación le dicte.

Para el lector que pretenda comparar esta obra con alguna novela actual, quizá le parezca un terror demasiado inocente, en ningún momento crudo, dejando que  creemos nuestra propia atmósfera de situación, pero en realidad, esa es la gran baza de Lovecraft, sólo hay que dejarse transportar, en el tiempo y el espacio, por las exquisitas descripciones de las ambientaciones para saborear el relato al cien por cien.

nota: 7/10

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